Me ha vuelto a suceder.
Observo su perfil, me gusta.
Siento su luz, me gusta.
Me disparo, me gusta.
Hasta ahí lo de siempre.
A partir de ahí: el miedo, el temor, la carencia, las dudas, la ilusión, la mente.
Empiezo a no gustarme.
Anticipo, no dejo fluir, me duele.
Otra vez la mente.
¿Qué puedo hacer?
Ya se la técnica del espejo. Pero la uso y no paso de la observación. Realmente no se que hacer.
Conozco la teoría : “Sé tú, déjate fluir, déjalo en manos del Espíritu, sal del área de confort. Busca la paz solo en ti, comunica, habla.”
Sigo sin norte.
¿Mi ansia por acariciar al pajarillo acabará por espantarlo como siempre o seré capaz de aprender a volar para tenerlo cerca?
¿Y todo esto porqué me duele?